Leyes no escritas de los fumadores

Ante la pregunta “¿Me das un cigarrillo?” la respuesta “No” es inadmisible

Aunque sea tu enemigo más grande, jamás deberás decir que no. Puedes mentir y decir que se te acabaron, que dejaste de fumar, que los dejaste en el coche, pero un “no”, jamás.

Si un desconocido te pide un cigarrillo, nunca deberás negárselo.

Un amigo no-fumador alguna vez me preguntó porqué le regalaba cigarrillos a casi cualquier persona que me lo pidiera. Por lo general, cuando un camarada fumador le pide un cigarrillo a un desconocido, lo hace porque está desesperado y no tiene o recursos, o forma de satisfacer su vicio. En cualquier momento tú puedes estar en la misma situación, y sabes que pedirle ayuda a un desconocido no es fácil, así que nunca deberás negarlo.
Excepciones:
– El último cigarrillo es sagrado: si sólo te queda un cigarrillo es completamente justificable negar que tienes tabaco.
– En el momento en que le das un cigarrillo deja de ser un desconocido y si te vuelve a pedir cigarrillos puedes negárselos.
– Si le pides un cigarrillo a un conocido, estás en una obligación moral con él.

Si tienes a un conocido (no amigo) al que le hayas pedido un cigarrillo aunque sea sólo una vez, estás en la obligación de proveerlo cuando él esté en la misma situación. Supongamos que ayer un conocido me dio un cigarrillo, y hoy me pide uno a mí y no tengo: lo más correcto es que vaya a buscar un cigarrillo para él, siempre que el contexto lo permita: por ejemplo, en una fiesta, donde es común gorronear cigarrillos, puede ser que tu proveedor se quede sin cigarrillos, en ese caso tienes que buscarte la vida y encontrarle un cigarrillo por todos los que te regaló.

Los conocidos tienen un margen arbitrario de cigarrillos regalados.

Generalmente no deberás pedirle un cigarrillo a un conocido más de una vez en un día, y no más de tres veces por semana (aunque esta cifra varía). Si pides demasiados cigarrillos te vuelves un gorrón, alguien que fuma a costa de los demás sin comprar nunca. Estos son el nivel más bajo dentro del círculo de fumadores y estás en todo tu derecho a no volverle a dar un cigarrillo jamás.
Si un conocido te pide un cigarrillo y sólo te queda uno, deberás de ofrecerlo. Pero el conocido deberá negarlo. Ya sé que es estúpido, pero es una convención social. Es una forma de decir “mira, sólo me queda uno” y el conocido deberá de decir un “no te preocupes, ya compro yo ahora” o alguna otra excusa. Sólo en el caso de que el proveedor sea muy insistente el conocido podrá aceptarlo.

A tus amigos les tienes que dar todos los cigarrillos que te pidan.

Un amigo puede vivir de tus cajetillas indefinidamente. No tiene obligación moral contigo, pero siempre se aprecia que compre sus propias cajetillas y que tú le puedas gorronear de vez en cuando.
Si un amigo te pide un cigarrillo y sólo te queda uno, deberás compartirlo. La rutina es la misma: sacas el cigarrillo y el amigo dice que no, entonces deberás ofrecer fumarlo entre los dos.

Interacción con no-fumadores

– No deberás fumar en la casa de un no-fumador, a menos que te invite a hacerlo. Si realmente necesitas fumar, deberás fumar fuera (balcón, ventana, portal, etc.)
– La primera persona en encender un cigarrillo en una mesa de restaurante con fumadores y no fumadores deberá preguntar si no le molesta a nadie. Los fumadores subsiguientes pueden hacerlo sin pedir permiso.
– Si estás al aire libre, en un garito, o en un bar dentro de un grupo mixto, es correcto encender sin pedir permiso, pero primero deberás ofrecer a toda la peña.

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