Los fantasmas o espectros son polémicos fenómenos que admiten numerosas definiciones. Pueden ser calificados como:
1) El alma o espíritu de una persona muerta, que frecuenta algún lugar que tenía gran significación emocional durante su vida pasada.
2) La personalidad que adquiere un ser humano después de fallecido, aún atado a la vida.
3) Una clase de memoria psíquica de cierto ser o cosa muerta o destruida pero que sigue existiendo, en una forma semi-corpórea.
De acuerdo con los diversos testimonios divulgados, los fantasmas suelen tomar la forma de seres humanos, de animales e incluso de vehículos. Existen registros acerca de fantasmas -generalmente, de seres humanos difuntos- en la mayoría de las culturas de todo el mundo. Pero no hay consenso acerca de si los fantasmas son proyecciones de la imaginación o tienen existencia objetiva.
Cabe mencionar que los fantasmas se encuentran entre los temas más estudiados por los parapsicólogos. Son habitualmente representados de un tamaño y una forma humanos -aunque a veces se mencionan los fantasmas animales- pero se describen como seres no perceptibles visualmente. La concepción del fantasma «típico» de Occidente es semi-transparente, y no interactúa directamente con los objetos físicos. Camina a través de las paredes y flota sobre la tierra. Se dice que los fantasmas a menudo se comportan como si carecieran de capacidad de reflexión y siguieran una rutina o itinerario particular.
Otros fantasmas se describen como seres compuestos por materia sólida, que interactúan con su ambiente y suelen comportarse como si fueran personas vivas. En algunas leyendas de fantasmas -especialmente en el Caribe y en África- la figura es identificada como fantasma sólo porque un conocido sabe que la persona ha muerto. En Occidente, existen creencias que sostienen que los fantasmas son almas que no pueden encontrar descanso después de expirar. Esta incapacidad para encontrar descanso suele explicarse como la consecuencia de dejar en la Tierra alguna tarea inconclusa, tal como la búsqueda de justicia o de venganza que requiere la víctima luego de su muerte.
Algunas personas piensan que los fantasmas residen en el Limbo o en el Purgatorio. Aunque esta perspectiva fue propuesta por primera vez por ciertos teólogos católicos, no es compartida por el catecismo de la Iglesia Católica. Vale aclarar que muchos protestantes y cristianos evangélicos descreen en la existencia de fantasmas (como manifestaciones espirituales de los muertos) y atribuyen las acciones violentas a manifestaciones de demonios.
Diversos investigadores han estudiado el fenómeno «fantasmagórico» desde un enfoque científico, intentando encontrar correlaciones o relaciones causales entre los fenómenos registrables y la supuesta presencia de fantasmas. Los científicos sostienen que los «fantasmas« no son almas en pena sino impresiones de energía psíquica derivadas de un difunto. Afirman que los acontecimientos traumáticos -tales como un asesinato o un suicidio- generan una energía mental tan potente que ésta puede ser captada por personas sensibles a su presencia.