Investigadores de la Universidad de Columbia han demostrado que una capa de tierra con plantas puede reducir la absorción de calor de una cubierta en un 84%.
Las cubiertas vegetales, como la de la imagen de arriba, benefician no solo a sus propietarios, como dice Stuart Gaffin, uno de los investigadores. Es también una solución en la que todos ganan, afirma.
Presumiblemente el mayor beneficio de las cubiertas vegetales sea su capacidad de mitigar el efecto de la “ isla de calor” urbana. Un efecto que -según Gaffin- sería el causante de las dos terceras partes del sobrecalentamiento que viene padeciendo la ciudad de Nueva York desde el último siglo. Las cubiertas negras convencionales son las mayores contribuidoras al fenómeno, absorbiendo e irradiando la energía solar como calor. “Vamos a tener que refrescar el clima regional, especialmente donde la gente vive“, observa Griffin. “Tendremos que enfrentarnos al efecto isla“.
Mientras que una cubierta negra convencional puede alcanzar los 80º C un mediodía de verano, una cubierta vegetal apenas sobrepasa la temperatura ambiente. “Esas cubiertas negras pueden llegar a convertirse en lugares muy peligrosos por el calor”. “Se acumula demasiado calor que es necesario disipar”.
Las plantas en las cubiertas vegetales regulan su temperatura por medio de la transpiración. Una manera natural en la que se evapora agua y se refresca el ambiente. Eliminando los ciclos de temperaturas extremas también se reducen las necesidades de mantenimiento de la cubierta. Las cubiertas vegetales experimentan menos dilataciones y contracciónes y duran el doble del tiempo que las convencionales.