El futuro de los vehículos eléctricos, una necesidad de cambio
Muchos expertos en movilidad urgen a España a ofrecer ayudas públicas e incentivos por la adquisición de vehículos eléctricos. Durante 2015, en nuestro país se vendieron algo más de 2.000 coches eléctricos que, a pesar de haber crecido un 200% más que en 2014, seguimos muy por detrás del líder europeo en industria automotriz eléctrica, Noruega, en el que la cifra ascendió a 26.000 coches ecológicos vendidos el año pasado. La cuota de mercado de vehículos eléctricos en Noruega supera ya la cuota de vehículos convencionales, batiendo un récord que se esperaba cumplir en el año 2020, ¿la clave?, los descuentos e incentivos presentados por el gobierno noruego.
Debido a la bajada de precios del petróleo y la falta de información sobre el consumo de los vehículos eléctricos, pocos son los conductores que se plantean dar el salto del motor de combustión interna al ecológico. Sin embargo, son muchas las empresas que ponen todo tipo de facilidades a la hora de deshacerse de un coche de segunda mano. Vender un coche financiado, siniestrado o muy antiguo es hoy más fácil que nunca. Además, este año continúa el plan PIVE, que consiste en una ayuda de 2.000 euros para adquirir un vehículo nuevo a la hora de deshacerse de un turismo más antiguo de 12 años. Cuando finalice el plan PIVE 8 (julio de 2016), se dará paso al plan MOVEA, que premiará la adquisición de vehículos poco contaminantes (híbridos, eléctricos, de gas, etc.).
Poco a poco, nuestro país entra de puntillas en la industria automotriz eléctrica, sin hacer mucho ruido pero consciente de una necesidad de cambio. Durante la Cumbre de París de 2015, casi 200 países, entre ellos España, firmaron un acuerdo mundial en el que se comprometen a reducir la emisión de dióxido de carbono a partir del año 2020. Algunos países europeos han presentado ya a principios de 2016 diferentes propuestas que apuestan fuerte por la transición del vehículo de motor al eléctrico. Desde la implantación de placas recargables bajo el asfalto de carreteras en Reino Unido, pasando por los “días sin coche” en las carreteras más congestionadas de Francia o la peatonalización completa del centro de la ciudad de Oslo.