Ingredientes: 1 paquete de gulas al ajillo con gambas, 2 dientes de ajo, Rebocina Royal, perejil, aceite de oliva y sal.
Preparación: picamos los dientes de ajo y los doramos en un poco de aceite (no mucho que luego se queman). Añadimos el contenido del paquete de gulas con gambas, un poco de sal y le damos unas vueltas dejando que se mezcle bien y se haga todo un poco. Lo reservamos en un plato.
En un bol preparamos tres cucharadas (más o menos) de Rebocina con un poco de agua (siguiendo las instrucciones del paquete) procurando que no nos quede muy líquida. Cuando tenga la textura adecuada, añadimos las gulas, el imprescindible toque de perejil, y removemos bien hasta que se nos haga una masa de Rebocina y gulas que sea manipulable, porque el siguiente paso es ir cogiendo con la mano un puñado de la misma e ir haciendo unas tortillitas que iremos disponiendo en un plato.
Si vemos que nos hemos quedado cortos de Rebocina, se hace un poquito más y se añade sin problemas. Una vez listas, ponemos abundante aceite a calentar y, cuando coja temperatura, procedemos a freírlas. Esta es la parte más delicada. Para que no se nos deshagan, es una buena solución cogerlas con una espumadera y depositarlas con cuidado en el aceite caliente. Se harán enseguida. Cogen color por un lado, se les da la vuelta y para afuera. Se dejan escurrir un poco en un plato con papel absorbente, y se sirven calentitas.
Complicaciones opcionales: un par de cayenitas o un pedazo de guindilla en el ajo inicial le da a la cosa un toque picante muy pintoresco. Pero retirarlo antes de hacer la masa de las tortillas o alguien va a mentaros no muy educadamente a vuestra parentela.
Vía: cocinaparaimpostores