¿Qué pensaba hacer este hombre con las 2.865 bicicletas robadas? Esa es la pregunta que se hace la Policía canadiense sobre el arresto de Igor Kenk, propietario de una tienda de bicis de segunda mano en Toronto. Este individuo, del que se ignora los motivos para sustraer o mandar a hacerlo de tantos ciclos, tendrá que responder por 58 cargos, según publica este sábado el periódico estadounidense ‘The New York Times’. En el momento de la irrupción de los agentes en ‘La Clinica de las bicicletas’, nombre de la tienda del ladrón los bomberos tuvieron que ayudar a la Policía para acceder al interior, tal era la cantidad de piezas de recambio y de bicis que bloqueaban las puertas y ventanas del local.
El director de cine canadiense, Alex Jansen, ya está trabajando en la realización de un documental sobre Kenk, quien podría merecer el título del campeón mundial de robo de bicicletas.
Este hombre, según Jansen, se comportaba como una suerte de asistente social que daba trabajo a indigentes y a pacientes de un instituo mental cercano a su tienda. El trabajo de estos comprendía además el robo de bicicletas.
El arresto de Kenk ha desencadenado reacciones de rabia entre los vecinos de Toronto, que es considerada una de las ciudades paraíso para los amantes de las dos ruedas.
Unas 15.000 personas, víctimas de robo de sus bicis, han pasado por el almacén donde la Policía ha guardado el botín, con la esperanza de encontrar la suya, pero sólo 469 las han hallado.
La Policía por su parte, ha quedado asombrada ante un caso como este. Ruth White, superintendente del Distrito 14 de Toronto, ha asegurado que en «30 años nunca habían visto nada igual».
Tiempo atrás Igor Kenk había sido arrestado, pero la Policía no pudo probar en aquella ocasión que el hombre esutviera al tanto de que las bicis que vendía fueran robadas.
Desde entonces, en el barrio todos habían comenzado a tolerar lo que ya sabían. Un vecino ha contado que para recuperar una bicicleta robada, la víctima acudía a la tienda de Kenk y después de identificarla aceptaba pagar los 30 o 40 dólares que el ladrón pedía por ella.
En un almacén, que el hombre alquilaba, la policía encontró la mayoría del botín, mientras que en su casa fueron halladas otras 200. Por ahora todo son hipótesis: Igor Kenk ha declarado a la Policía canadiense que es un ex agente de la KGB.
A pesar de que su negocio no nadaba en la abundancia, este ladrón ecológico vivía con su chica en uno de los barrios de moda de la ciudad. Su abogado, por el momento no ha querido aclarar nada sobre la personalidad de su cliente y se ha limitado a decir que «la reacción pública es un tanto extrema e inquietante»