Una agencia de Nueva Zelanda está implantando por las carreteras neozelandesas unos carteles de aviso un tanto peculiares a la par de directos. En ellos, se puede ver la cara de un niño. Pero cuando llueve, el cartel recoge el agua de lluvia, la tiñe de rojo y la saca por los ojos y la nariz del niño, causando el efecto de sangrado tras un accidente.
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