Una tarde de primavera de 1999, el ingeniero norteamericano David Phillips se encontraba de compras en el ’super del barrio’ cuando detuvo su mirada en una típica y llamativa oferta de flanes. La compañía Healthy Choice Foods ofrecía puntos y kilómetros de vuelo por la compra de un ‘pack’ de sus productos. De mente ágil y entrenada ‘calculadora neuronal’ el señor David cayó en la cuenta de que el premio ofrecido por cada unidad de pudin era mayor que el valor real de la unidad de producto. En dos días compró más de 12.000 flanes.
La oferta consistía en el regalo de 800 kilómetros de vuelo con varias compañías aéreas ’sponsor’ a cambio de 10 códigos de barras de sus flanes de chocolate de 25 centavos de dólar. La oferta estaba limitada a todos los cupones enviados hasta el 31 de diciembre de ese año, pero si los códigos eran recibidos antes de terminar ese mismo mes el número de kilómetros se multiplicaba por dos. Es decir, proporcionalmente, por un par de flanes a medio dolar podías hacer un viaje de 300 kilómetros en avión.
La mayoría de estas ‘gangas’ se diseñan teniendo en cuenta el consumo medio del producto por habitante y nunca se conciben para mayoristas o productos de ventas a granel. La compañía pensó que 10 flanes por clientes era una cifra adecuada para evitar el acopio masivo. Y no incluyó ninguna cláusula de limitación por acumulación. Se equivocaron. Esta vez el ‘notario’ de turno estaba de vacaciones.
“En seguida me di cuenta de que se trataba de una excelente oferta. Tenía intención de llevarme ese mismo verano a toda mi familia a Europa y decidí que ese era el camino”. David Phillips.
David compró todos los flanes del supermercado y preguntó al intendente las direcciones de más distribuidores de la marca en la ciudad de Sacramento (California). Sabía que para tener éxito en su empresa debía actuar con rapidez, antes de que la multinacional invalidase la oferta o la retirara de los puntos de venta.
“Cogí la camioneta y fui por todas y cada una de las tiendas que había de Davis a Fresno vaciando sus estanterías de pudines ‘Healthy Choice‘. Llené el garage con pilas y pilas de flanes hasta que por falta de espacio tuve que meterlos en el salón de mi casa.” David Phillips.
Se acercaba el plazo para enviar los cupones y David y su mujer Cindy se encontraron con un grave problema. Para retirar los códigos de más de 12.000 envases sin dañarlos, tuvieron que solicitar la ayuda del “Ejercito de Salvación” un movimiento evangélico y cristiano de caridad. A cambio de la ayuda el ‘ingeniero’ donaba todos y cada uno de los flanes a la organización para que se encargara de su distribución. Así llegarían a tiempo para el valor doble de kilómetros. Trato hecho.
Una vez enviados los cupones en grupos de cinco, empezaron a recibir los más de 2.500 certificados de 500 kilómetros cada uno; incorporándolos inmediatamente a las tarjetas de cliente de United Airlines, Delta y Northwest. Pasando a ser cliente preferencial y ‘platino’ en las tres compañias. A partir de ese momento los kilómetros embolsados empezaron a crecer de manera exponencial por la gran cantidad de ellos acumulados, esta vez por las promociones de las propias compañías aéreas. Ganando kilómetros más rápido de los que puede gastar. En el año 2003 acumulaba ya la friolera de casi ocho millones de kilómetros. Dinero llama a dinero.
David desembolsó en un fin de semana más de 3.150 dólares (2.330 €) en 12.150 tarrinas de postres de chocolate. En total acumuló 2.016.508 de kilómetros de vuelo en bonificaciones. Más de 100 viajes de ida y vuelta a Europa. Ese mismo verano estrenaron los cupones con unas vacaciones de la familia al completo a Milán, Barcelona y Londres. Todavía hoy hacen uso de ellos.
David Phillips actualmente da charlas y conferencias bajo el sobrenombre de “The Pudding Man” para varias agencias de viajes y compañías de vuelo; donde cuenta sus aventuras y experiencias en sus múltiples desplazamientos. Healthy Choice no ha vuelto a sacar nunca una promoción como aquella de los flanes de chocolate.
Vía: kurioso