Es un restaurante en Palermo y, según sus dueños, lo hacen para diferenciarse de la competencia en una zona donde sobran las opciones. Sólo tienen precio fijo la bebida y el servicio de mesa.
En la entrada hay un cartel que explica la propuesta pero como son muchos los distraídos, el mozo lo repite una vez que los comensales se sientan a la mesa. Además el menú no tiene precios y sólo están la descripción de los diferentes platos.
Al momento de abonar hay que levantarse de la mesa, caminar hasta la caja, donde a cada cliente se le entrega el resumen de lo consumido, y decidir cuánto dejar. Algunos justifican su pago; otros prefieren no hacer comentarios.
La propietaria del lugar que abrió hace un año aseguró que junto a su marido buscaron la forma de diferenciarse de los demás lugares de la zona. Es por ello, que probaron el sistema por un mes y como la respuesta fue satisfactoria, siguieron con ella pese a todo.
Ante las distintas reacciones como hacer conocer la propuesta, buscar una cámara oculta porque piensan que es una broma en el lugar pero no hay trampas, se come y se paga lo que se considera que vale la comida, el ambiente y el servicio.
La idea de que cada uno pague lo que considera que valió lo que comió es un sistema se implementa en restaurantes de Australia, Alemania y Estados Unidos.
En los cuatro meses que llevan con este sistema, la conclusión es que entre el 70 y el 80% de los comensales utilizan el sentido común y pagan dentro de los parámetros razonables. La gente es más sensata de lo que suponíamos según informa el diario La Nación.
El restaurante es una parrilla de estilo sofisticado. Además de carne, tiene platos como pastas y pescados y a pesar de que tiene tarjetas, la propuesta es pagar en efectivo. No aceptan reservas de más de cuatro personas porque la experiencia demostró que la masividad no paga bien.