La generación del Bollycao

bollycao

El objeto de esta misiva es la de reivindicar una generación, los 80. La de todos aquellos que nacieron entre el 74 y el 84 (un par de años arriba, años abajo), la de los que estamos currando de algo que nuestros padres ni podían soñar, la de los que vemos que el piso que compraron nuestros padres ahora vale 20 ó 30 veces más, la de los que estaremos pagando nuestra vivienda hasta los ¡60 años!

Nosotros, no estuvimos en la Guerra Civil, ni en mayo del 68, ni corrimos delante de los grises, no votamos la Constitución y nuestra memoria histórica comienza con las Olimpiadas del ‘92. Por no vivir activamente la Transición se nos dice que no tenemos ideales y eso que sabemos de política más que nuestros padres y de lo que nunca sabrán nuestros hermanos pequeños y descendientes.

Somos la última generación que hemos aprendido a jugar en la calle a las chapas, la peonza, las canicas, la comba, la goma, el rescate o el bote bote y, a la vez, somos la primera que hemos jugado a los videojuegos.
Hemos ido a parques de atracciones o visto dibujos animados en color. Los Reyes Magos no siempre nos traían lo que pedíamos, pero oíamos (y seguimos oyendo) que lo hemos tenido todo (jajaja, mami, eso va por tí), a pesar de que los que vinieron después de nosotros sí lo tienen realmente y nadie se lo dice. Se nos ha etiquetado de generación X y tuvimos que tragarnos ‘bodrios’ como: Reality Bites, Melrose place o Sensación de vivir, que te gustaron (o no) en su momento, pero… vuélvelas a ver, verás que chasco. Somos la generación de Compañeros, de Al salir de clase…Lloramos con la muerte de Chanquete, con la puta madre de Marco que no aparecía, con las putadas de la Señorita Rottenmayer. Somos una generación que hemos visto a Maradona hacer campaña contra la droga (o a favor de ella, jejeje), que durante un tiempo tuvimos al baloncesto como el primero de los deportes (Gracias Chicho!).

Hemos vestido vaqueros de campana, de pitillo, de pata de elefante y con la costura torcida; nos pusimos bombers sin miedo a parecer skin heads.
Nuestro primer chándal era azul marino con franjas blancas en la manga y nuestras primeras zapatillas de marca las tuvimos pasados los 10 años (Esas J’hayber!). Entramos al colegio cuando el 1 de noviembre era el día de Todos los Santos y no Halloween, cuando todavía se podía repetir curso.
Fuimos los últimos en hacer BUP y COU, y los pioneros de la E.S.O. Hemos sido las cobayas en el programa educativo, somos los primeros en incorporarnos a trabajar a través de una ETT y a los que menos les cuesta tirarnos del trabajo… Siempre nos recuerdan acontecimientos de antes que naciéramos, como si no hubiéramos vivido nada histórico. Nosotros hemos aprendido lo que era el terrorismo contando chistes de Irene Villa, vimos caer el muro de Berlín y a Boris Yelsin borracho tocarle el culo a una secretaria; los de nuestra generación fueron a la guerra (Bosnia, Kosovo,Afganistán, etc.) cosa que nuestros padres no hicieron; gritamos OTAN no! bases fuera!, sin saber muy bien qué significaba al igual que cuando pedíamos el 0,7%, y nos enteramos de golpe un 11 de septiembre. Aprendimos a programar el video antes que nadie, jugamos con el Spectrum, odiamos a Bill Gates, vimos los primeros móviles y creímos que Internet sería un mundo libre. Somos la generación de Espinete, Don Pimpón y Chema ‘el panadero farlopero’.Los que recordamos a Enrique del Pozo cantando con ganas Abuelito Dime Tú…. Los mundos de Yupi y las pesetas rubias con la jeta de Franco en algunas de ellas. Nos emocionamos con Superman, ET, los Goonies o En busca del Arca Perdida. Los del bocata de chorizo, Nocilla y mortadela, y también Phosquitos, las Panteras Rosas, los Tigretones eran lo mejor, aunque aquello que empezaba, algo llamado Bollycao, no estaba del todo mal.

Somos la generación del coche fantástico, Mazinger Z, Oliver y Benji… La generación que se cansó de ver las Mamá Chicho. La generación a la que le entra la risa floja cada vez que tratan de vendernos que España es favorita para un mundial. La última generación que veía a su padre poner la baca del coche hasta el culo de maletas para ir de vacaciones. La última generación de las litronas y los porros, y qué coño, la última generación cuerda que ha habido. La verdad es que no sé cómo hemos podido sobrevivir a nuestra infancia!!!!

Mirando atrás es difícil creer que estemos vivos en la España de antes: Nosotros viajábamos en coches sin cinturones de seguridad traseros, sin sillitas especiales y sin air-bags, hacíamos viajes de más de 3h sin descanso con cinco personas apretujadas en el coche y no sufríamos el síndrome de la clase turista. No tuvimos puertas con protecciones, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños. Andábamos en bicicleta sin casco, ni protectores para rodillas ni codos. Los columpios eran de metal y con esquinas en pico. Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y solo volvíamos cuando se encendían las luces. No había móviles. Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables. Si nuestros abuelos nos daban un beso, nadie lo acusaba de pederastia, al igual que si nos daban nuestros padres un cachete no venían los servicios sociales por nosotros. Nos abríamos la cabeza jugando a guerras de piedras y no pasaba nada, eran cosas de niños y se curaban con mercromina (roja) y unos puntos y al día siguiente todos contentos. Íbamos a clase cargados de libros y cuadernos, todo metido en una mochila que, rara vez, tenía refuerzo para los hombros y, mucho menos, ruedas!!! Comíamos dulces y bebíamos refrescos, pero no éramos obesos. Si acaso alguno era gordo y punto. Estábamos siempre al aire libre, corriendo y jugando. Compartimos botellas de refrescos y nadie se contagio de nada. Sólo nos contagiábamos los piojos en el cole. Cosa que nuestras madres arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente (o los más afortunados con Filvit). Y ligábamos con los niñ@s jugando a beso, atrevimiento o verdad, o al conejo de la suerte, no en un Chat.

Éramos responsables de nuestras acciones y arreábamos con las consecuencias. Sabías que se rifaba una hostia si vacilabas a un mayor. No había nadie para resolver eso. La idea de un padre protegiéndonos, si trasgredíamos alguna ley, era inadmisible, si acaso nos soltaba un guantazo o un zapatillazo y te callabas. Tuvimos libertad, fracaso, respeto, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello. Eres tú uno de ellos?? ¡Enhorabuena! Pasa esto a otros que tuvieron la suerte de crecer como niños, antes de que todos estos niñatos que hay ahora que se creen algo y no tienen respeto ni educación a nadie destrocen el mundo en el que vivimos.

0 thoughts on “La generación del Bollycao

  1. Qué recuerdos más imborrables, todos los que están aquí, y muchos otros…
    A días de cumplir los 25 años (sí, soy del 84), esto es algo genial leerlo, gracias pichicolo!

  2. juer pichicolo!!!!
    Yo que soy del 77, he vivido todas y cada una de esas cosas… que recuerdos!!!
    sniff, snifff!!!!!!!
    Esas tardes en el parque con las canicas y luego con el spectrum, no se pueden olvidar.
    Me recuerda mucho a la cancióbn del reno renardo de los años 80…
    que tiempos…
    :]

  3. Aunque no haya vivido todo eso, recuerdo a chicho, a Oliver, que te tenías que tragar 3 episodios para ver la catapulta mortal xD Y lo de heidi no mucho, Marco lo veía, pero aun teniendo 19 años [Si, soy del 91] y ver todo lo que dices, aun recuerdo esas monedas de 25 pesetas con ese agujero para las peonzas, siempre era malísimo con eso xD Y yo soy un chico que, a parte de estar enganchado a internet, tengo que soportar a los otros niñatos que amenazan a sus padres y les pega. Yo me tengo que conformar con conectarme como muy tarde hasta las dos de la mañana xD Y que ojalá ubiera vivido todo eso, guerra de piedras? Dios… eso sería divertido. Y nada, aunque de barrio sesamo tengo pocos recuerdos, aun recuerdo a Pipi Cazaslargas levantando ese cavallo y al Mazinger Z con sus puños. Pero lo que siempre daré gracias es ese Bollycao que me ponía mi padre en la mochilla, que al llegar al patio, me lo comía con una sonrisa, viendo el cromo y pensando en querer niño para siempre…

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