El director de una casa fúnebre perdió su licencia por haberle cortado las piernas a un cadáver para que entrara en el cajón.
Un trabajador de la casa de servicios fúnebres South Carolina Board le cortó las piernas a James Hines, de 60 años, sin el permiso de los familiares. Su viuda, Ann, declaró a los medios estadounidenses que “fue como si hubiera vuelto a morir”.
El cuerpo de Hines –que murió en el 2004- fue exhumado porque la policía tenía datos acerca del caso y había encontrado “indeseable evidencia” que confirmaba la sospecha. Suponemos que la policía trató de ser delicada en su declaración pero la evidencia indeseable no puede ser otra cosa que las piernas del pobre James.
La viuda explicó que sólo la parte superior del ataúd fue abierta durante el funeral y que ella optó por un cajón standard y nadie le sugirió uno más grande.
A partir de estos desafortunados eventos los familiares recordaron que uno de los hijos de Hines comentó durante el velorio que el ataúd le parecía muy pequeño.