Sucedió en Nueva Zelanda, cuando se utilizó la sangre de perro para salvar la vida de un gato envenenado!
Kim Edwards propietaria del gato estaba muy preocupada cuando su felino «Rory» se puso muy enfermo después de comer veneno para ratas, sin pensarlo un momento acudío a toda prisa al veterinario, este le dijo que necesitaba una transfusión de sangre inmediata para sobrevivir.
Pero no había tiempo suficiente para enviar una muestra al laboratorio para realizar las pruebas y averiguar cuál era su tipo de sangre.
Como última solución por su cuenta y riesgo llamó a su amiga Michelle Whitmore quien ofreció su labrador negro «Macy» como donante de sangre para salvar la vida de Rory, sabiendo que iba a morir al instante si era del tipo equivocado.
Y por suerte para el gato, funcionó!
Rory ha vuelto a la normalidad y sin efectos secundarios, ni ladra ni nada, eso si, ya sólo le quedan 6 vidas de las 7 que tienen los gatos.