La vista de esta jaula -igualita a la que ocupan los canarios pero mucho más grande- impacta a la vista. Sin embargo moviliza más por su aspecto surrealista que por el atino estético.
La construcción metálica de cinco metros de alto se yergue como una metáfora dolorosa y tiene dentro una mesita y unas sillas donde sentarse a discutir lo efímero de la vida y la sinrazón de la existencia. Como la cristalización de una verdad trágica la desmedida prisión avícola está ubicada en un jardín a los pies de la montaña de Yuhuang en Hangzhou, un punto panorámico envidiable.
Zhu Hu, el propietario de la jaula, explicó que «se siente muy seguro adentro y además nos permite adivinar cómo se sienten los pájaros”. Su familia y amigos encuentran en el interior del armazón un lugar donde relajarse y pasar un buen momento.