El origen de algunas de la supersticiones más famosas

derramar sal

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El origen de algunas de la supersticiones más famosas

Derramar la Sal.
Mala suerte, esto le ocurre si derramamos el salero, a menos que cojamos un pellizco y lo arrojemos por encima del hombro izquierdo «directamente a la cara del diablo».
Este es el sitio desde donde el diablo, espera paciente a que nuestra naturaleza pecadora renuncie al alma.
La sal arrojada sirve para cegarle temporalmente y así el espíritu tenga tiempo para volver a quedar afianzado por la buena suerte.
En la Grecia antigua, la sal ha tenido un gran poder simbólico: procede de la madre Tierra, del mar, las lágrimas y la saliva son saladas y conserva, condimenta y embellece los alimentos.
Tirar de las Orejas como Felicitación.
La oreja es objeto de numerosos simbolismos entre las civilizaciones orientales y africanas: presenta desde la inteligencia cósmica del mito hindú Vaishvánara, hasta la sexualidad para las tribus dogon y bambara, de Malí.
Entre los chinos, las orejas largas son signo de sabiduría e inmortalidad.
Nosotros hemos heredado de alguna forma esta costumbre supersticiosa. Tirando de las orejas manifestamos el deseo de que la persona felicitada tenga larga vida y adquiera cada vez mayor sabiduría.
Cuidado con el Amarillo.
Es superstición entre los actores sobre todo de teatro no salir al escenario con ropa amarilla, ya que puede conducir al fracaso. La razón de este miedo escénico reside en el dramaturgo y actor francés Jean-Baptiste Poquelin (1622-1673), llamado Moliére.
En febrero de 1673, Moliére estrenó el ballet-comedia «El enfermo imaginario», que se mofaba de los médicos, unos días  después del estreno, en una de las representaciones, el dramaturgo se empezo a poner enfermo y murió unas horas más tarde en su domicilio. En la representación, Moliére vestía ropas de color amarillo.
Tocar Madera

Durante muchos siglos antes del cristianismo, los pueblos célticos de Europa rendían culto a los árboles por considerarlos los templos de la santidad y la principal representación de los dioses en la tierra.
El árbol servía como medio para enviar la dolencia o el mal hacia la tierra. También se recurría si la mala suerte visitaba a un hombre en forma de demonios o si iba a librarse una batalla.
El sacerdote druida celebraba una serie de ritos y ensalmos en las llamadas enramadas sagradas, lugares que eran una especie de iglesias modernas.

Otra teoría hace referencia al  material con el que está hecha la cruz de Jesús por estas creencias tenemos la costumbre de tocar madera como signo de la suerte, ya que ésta atrapa al espíritu maligno y lo hace caer a tierra.

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